¿Cómo beneficia el ejercicio la cognición?
Todos sabemos que el ejercicio mejora nuestra condición física, pero mantenerse en forma también puede mejorar nuestra capacidad intelectual. No estamos del todo seguros de cómo sucedió, pero la evidencia apunta a varias explicaciones. Primero, para mantener una función cognitiva normal, el cerebro requiere un suministro constante de oxígeno y otras sustancias químicas a través de sus abundantes vasos sanguíneos. El ejercicio físico, incluso actividades simples como lavar los platos o pasar la aspiradora, ayuda a que la sangre rica en nutrientes circule eficientemente por todo el cuerpo y mantiene los vasos sanguíneos sanos. El ejercicio aumenta la producción de mitocondrias (estructuras celulares que producen y mantienen energía) en los músculos y el cerebro, lo que puede explicar los beneficios mentales que a menudo experimentamos después del ejercicio. Las investigaciones también muestran que aumentar la frecuencia cardíaca puede mejorar la neurogénesis (la capacidad de desarrollar nuevas células cerebrales) en adultos.
Independientemente del mecanismo, cada vez hay más evidencia que sugiere una fuerte relación entre la salud física y la función cognitiva. En un estudio de 2022 publicado en Neurology, descubrimos que la actividad física tiene efectos amplios y duraderos sobre el rendimiento cognitivo. Seguimos a 2.747 personas sanas de entre 18 y 30 años durante 25 años. En 1985, evaluamos su condición física mediante una prueba en cinta rodante: los participantes subían una pendiente que se hacía cada dos minutos más pronunciada. Su caminata promedio fue de unos 10 minutos, alcanzando 3,4 millas por hora en una pendiente del 18% (una colina bastante empinada). Los de bajo rendimiento duraron sólo 7 minutos, los de alto rendimiento duraron unos 13 minutos. Una segunda prueba en cinta rodante realizada en 2005 mostró que, como se esperaba, los niveles de condición física de nuestros participantes disminuyeron con la edad, pero aquellos que estaban en mejor forma en 1985 también tenían más probabilidades de permanecer en forma 20 años después.
Pero, en última instancia, queríamos saber cómo la salud física afecta la agudeza mental en la mediana edad. Entonces, cinco años después, en 2010, les dimos a los participantes una batería de pruebas cognitivas que evaluaban la memoria, la velocidad de procesamiento y la función ejecutiva, una medida de nuestra capacidad para aprender, razonar y resolver problemas. Descubrimos que en 1985 las personas sanas obtuvieron un rendimiento aproximadamente un 10 por ciento mejor en la prueba que las personas menos sanas, una diferencia pequeña pero importante. El mensaje es claro: para las personas generalmente sanas, el ejercicio regular puede mejorar la función cerebral durante toda la vida, no sólo después del ejercicio.
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