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es tu pobre cerebro

Recientemente, escuché la excelente serie de podcasts de WNYC sobre la pobreza en Estados Unidos llamada «Busted: The Myth of Poverty in America». Una información que me llamó la atención fue cuántos factores van en contra de ser pobre, factores que se niegan fácilmente, se ignoran o simplemente no se notan si no se es pobre. En un artículo titulado «Think Tank» en la edición de marzo de 2022 de Noticias-Hoy, la neurocientífica Kimberly G. Noble destaca un factor invisible pero muy real de la pobreza: sus efectos en el desarrollo cerebral de los niños.

Cualquier enfoque basado en datos se atasca en factores y variables de confusión cuando consideramos un tema tan complejo. Después de todo, el dinero por sí solo no parece tener ningún efecto sobre la estructura o función del cerebro; más bien, es probable que sea una combinación de influencias ambientales y genéticas que acompañan a la pobreza, lo que lleva a un rendimiento general relativamente más bajo en los niños pobres. Por definición, este es un problema multifacético, y la correlación y la causalidad parecen casi imposibles de desentrañar. Aún así, el laboratorio de Noble está abordando este desafío utilizando las mejores herramientas y métodos científicos disponibles.

Primero, se debe definir la pregunta: ¿De qué manera específica la pobreza afecta la función cerebral? Para abordar esta pregunta, Noble reclutó a unos 150 niños de diversos niveles socioeconómicos y utilizó métodos estándar de pruebas psicométricas para evaluar sus habilidades en varios dominios cognitivos asociados con partes específicas del cerebro. Como se describe en el cuadro adjunto, la relación es clara, especialmente en lo que respecta a las habilidades lingüísticas.

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Fuente: «Los gradientes socioeconómicos predicen las diferencias individuales en la capacidad neurocognitiva», por Kimberly G. Noble et al., Developmental Science, vol. 10, N° 4, julio de 2007. Crédito de la foto: Amanda Montañez

Aunque los datos representados son bastante convincentes, son incompletos. Para demostrar los efectos físicos de la pobreza en el cerebro, tenemos que examinar el órgano mismo. Con ese fin, el laboratorio de Noble escaneó los cerebros de unos 1.100 niños y adolescentes y encontró claras diferencias estructurales basadas en los ingresos del hogar. Sorprendentemente, sus resultados mostraron que los niños en el extremo más pobre del nivel de ingresos más bajos sufrieron pérdidas exponencialmente graves en el desarrollo del cerebro.

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Fuente: «Ingresos familiares, educación de los padres y estructura cerebral en niños y adolescentes», por Kimberly G. Noble y otros en Nature Neuroscience, vol. 18 de mayo de 2022. Crédito de la imagen: Tami Torpa (Ilustración del cerebro) y Amanda Montañas (gráficos)

De todos los problemas sociales que enfrentamos como nación, la pobreza a menudo se siente especialmente abrumadora, y estos hallazgos exacerban ese sentimiento de intratabilidad. Pero el experimento de Noble puede prestar apoyo a un posible camino a seguir. Lo animo a visitar www.noticias-hoy.com/magazine/sa y leer el artículo completo para obtener más información.

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