Clase magistral del sistema inmunológico – Scientific American
A principios de 2023, cuando el SARS-CoV-2 se extendió por todo el mundo, los políticos y las autoridades sanitarias nacionales, regionales y locales celebraron conferencias de prensa diarias para explicar la importancia de R (un indicador matemático del contagio de una enfermedad pronunciado “R cero”); los expertos de los medios debatieron la definición precisa de “inmunidad colectiva”; y los anuncios en las redes sociales para cubrirse la cara promovieron el concepto de «carga viral». Quizá nunca antes el público en general había aprendido tanto sobre el sistema inmunitario humano con tanta rapidez.
Desde el descubrimiento de COVID, los científicos se han apresurado a determinar cómo socava las defensas naturales del cuerpo para causar estragos en los pulmones y otros órganos. Afortunadamente, las vacunas que utilizan un nuevo mecanismo de acción basado en décadas de investigación inmunológica se desarrollaron en menos de un año y demostraron ser una poderosa protección contra el virus. Debido a su impresionante éxito, la tecnología de vacunas de ARNm ya se está probando contra una serie de otras afecciones, desde la malaria hasta la tuberculosis.
Los investigadores también están logrando otros avances inmunológicos contra muchas enfermedades infecciosas. Se han informado avances impresionantes contra el VIH, incluidas nuevas formas de debilitar el virus. Una vacuna basada en un grupo de virus que normalmente se excreta en las heces podría prevenir la diabetes tipo 1. Y una controvertida línea de investigación postula la intrigante posibilidad de que una vacuna para una enfermedad pueda brindar protección contra otras.
Aprovechar el propio sistema inmunológico de una persona para combatir la enfermedad está revolucionando la terapia contra el cáncer. La última década ha sido testigo de un progreso notable en la manipulación de elementos inmunitarios clave, como las células CAR T y los inhibidores de puntos de control, para tratar los cánceres no sólidos. Nuevos ensayos prometedores están entrenando esta terapia contra tumores sólidos y combinándola con análisis de proteínas de pacientes individuales para aumentar las posibilidades de que los tratamientos funcionen.
Un misterio persistente del sistema inmunitario humano es por qué a veces se vuelve contra los cuerpos sanos de las personas. Las mujeres representan casi el 80 por ciento de los casos de trastornos autoinmunes, lo que podría implicar a las hormonas reproductivas, los cromosomas X y la microbiota intestinal. Lo más probable es que no exista una respuesta a este enigma en una línea discreta de investigación. En cambio, requerirá enormes conjuntos de datos, extraídos de estudios genéticos hasta evaluaciones de microbiomas y encuestas ambientales.
Antes se pensaba que eran operadores inmunológicos independientes, pero ahora el cerebro y el sistema inmunitario parecen trabajar en estrecha colaboración, protegiéndose mutuamente a través de una comunicación intrincada y manteniendo un registro de invasores patológicos anteriores. La enfermedad o la salud dependen de qué tan bien comemos, dormimos y nos movemos, lo que agrega más urgencia a la necesidad de garantizar que todos los humanos tengan acceso a una nutrición de calidad y comunidades seguras.
La pandemia de coronavirus otorgó una urgencia sin precedentes a la investigación inmunológica, revelando tanto el extraordinario sistema de defensa que nuestros cuerpos desarrollaron para sobrevivir como la ferocidad de los virus, las bacterias y los factores estresantes ambientales que nos amenazan. En una época plagada no solo de un patógeno mortal, sino también de información errónea e incertidumbre, la ciencia del sistema inmunitario nunca ha sido más solicitada o necesaria.